22 Oct -Gatos aptos para Niños
Gatos aptos para hogares con niños.
Cuando estamos pendientes de educar a una vida humana, dedicando todo nuestro tiempo y nuestro esfuerzo, ¿es el momento de incorporar a nuestra familia un bebé de gato? ¿Un gato al que también hay que educar, para que aprenda a ser un buen gato? La respuesta es obvia. No.
Frecuentemente, cuando no se conoce la etología ni las necesidades felinas, se busca adoptar un gato bebé para familias con niños. Y habitualmente es un error.
Los gatos bebés necesitan aprender a ser gatos, para conseguir ser felinos equilibrados, con control de la mordida y los arañazos. Necesitan aprender una clara diferenciación entre el juego y la caza predatoria.
Los niños son niños, y como tales, tampoco saben autocontrolarse, ni tienen noción real de su fuerza. No son capaces de entender el lenguaje no verbal felino. No entienden cuando el gato les está diciendo que lo dejen tranquilo, que no quiere más contacto o más juego o estimulación.
El gato nos pide respeto, aunque sea un bebé. Si no se lo proporcionamos, estamos traicionando su naturaleza, estamos tratándolo como si no fuese un gato. No le estamos dejando aprender a ser gato.
Los cachorros tienen por delante todo un aprendizaje necesario en su correcto desarrollo, al igual que nuestros hijos tienen el mismo camino por delante. Lo mejor para acompañar en su crecimiento a un aprendiz es un Maestro, no otro aprendiz.
Lo más adecuado para convivir con niños no es un cachorrito, sino un gato joven. Un gato mayor de 5 meses, con un carácter ya definido, con el equilibrio que tiene un felino bien socializado. Que sepa controlar impulsos, diferenciar caza y juego, que sea manejable y muy confiado.
La convivencia con este tipo de gatos es la que beneficia a un niño, la que le enseña a respetar, confiar, y a ponerse límites.
Elegir un gato para convivir en una familia con niños no debe dejarse al azar, o a la búsqueda del gato más bebé posible “para que se haga a nosotros”. El gato no debe hacerse a nosotros, sino que debe aprender a ser gato, y desarrollarse según su propia naturaleza.
A menudo recibo consultas acerca de “gatos malos”, “gatos agresivos”, “gatos que atacan”.
Suelen ser gatos de los que se ha abusado cuando eran bebés, no respetándoles, no dejando que descansen, duerman, jueguen, a su propio ritmo. Suelen ser gatos que se han manipulado de modo abusivo, que como no podían defenderse siendo bebés, se les ha tratado como no quería el propio gato. No se trata de «gatos malos». Sólo son gatos que no saben respetar porque no se les ha respetado.
Muchas veces estos gatos se convierten en gatos que no soportan el contacto humano. Gatos que no permiten que se les coja en brazos y que se dice que “son ariscos”, y no se entiende el por qué, ya que casi se les ha criado a biberón.
Aprendamos de los errores. Hay que informarse bien y aprender a no repetirlos.
Dejemos a los gatos aprender a ser gatos, en contacto con sus iguales.
Dejemos a los niños (que todavía no han aprendido realmente a ser personas) tener contacto con gatos que ya hayan aprendido a ser gatos.
No manipulemos la naturaleza. Secuestrar a un gato de la convivencia con otros gatos, para llevarlo a una familia de humanos, jamás puede dar lugar a un desarrollo natural de ese gato.
Y si además ese cachorro va a estar en manos de invasivos y no respetuosos niños, ya estamos abocando al fracaso a esta relación niño-gato. Si se hubiera elegido un gato adecuado, se podría haber afianzado un precioso y valioso vínculo para siempre.
Qué gatos son aptos para hogares con niños: gatos mayores de 5 meses, equilibrados, muy bien socializados, sanos, divertidos, sin traumas ni miedos, respetuosos y con autocontrol.
En cualquier otro supuesto, nos la jugamos con el niño, o con el gato.
No te la juegues. Ve a lo seguro. Son vidas las que están en juego.
No conviertas al cachorro de gato en un Gato Roto.
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