¿Qué hacer con el gato en vacaciones?

¿Te vas de vacaciones? ¿A disfrutar? Genial.

No hagas que para tu gato sea el peor periodo del año.

El gato es un animal especialmente territorial y sensible a los cambios.

Su territorio es el entorno donde se siente seguro y sin estrés. Cualquier cambio baja su sistema inmunitario, y eleva las probabilidades de que sufra mucha ansiedad, y enferme.

Por tanto, hay que valorar muy bien qué hacer con el gato en vacaciones. Para que nuestras vacaciones no se conviertan en una condena para el gato.

Si el gato convive en nuestro hogar con otro gato o gatos, sobrellevar nuestra ausencia es mucho más llevadero para ellos. Siempre van a tener un compañero de referencia que sí les es familiar, y que les ayuda a adaptarse a los cambios mejor.

Si se trata de un gato único, le afectarán mucho más los cambios y su estrés será mayor, y tenemos que tenerlo en cuenta, para elegir la opción menos mala para él.

• Llevarlo con nosotros de vacaciones suele ser una opción muy estresante para el gato, al que no suele gustarle nada estar en el transportin y viajar en cualquier medio de transporte particular o público, ni los cambios de ambiente, aunque se traslade con sus personas. Sólo debemos llevarlo con nosotros en el caso de pasar unas vacaciones de más de dos semanas en un sitio fijo. En estos casos (apartamento vacacional de un mes, estancias en la casa del pueblo todo el verano, etc) lo más importante de todo es la protección de los accesos a exterior de ese nuevo lugar. El gato siempre tiende a intentar volver a su hogar, a su terreno de seguridad, por lo que se producen muchos accidentes y extravíos cuando se les lleva a lugares nuevos en los que hay patios, terrazas, ventanas sin protecciones, jardines, etc. Si lo llevas contigo por vacaciones largas, asegúrate de que puedes proteger (con redes gateras, mosquiteras o lo que sea necesario) los accesos a exterior. Va su vida en ello.

• Otra opción que a veces se elige, sin tener en cuenta las posibles consecuencias, es llevar al gato a casa de otra persona. Aquí hay dos variantes:

-Persona que no tiene más animales.

-Persona que ya convive con otros animales en la casa.

En caso de no tener más animales, el estrés es menos fuerte en el gato, pero la necesidad de protecciones en todos los accesos a exterior de la casa es fundamental. Se pierden muchísimos gatos que se dejan en hogares de otras personas en vacaciones. El gato no conoce el hogar, y en cuanto puede sale corriendo a intentar volver al suyo. Sufre un accidente, fallece, o jamás se le vuelve a encontrar.

Si además se tienen más animales, el estrés está asegurado, y las posibilidades de escape o enfermedad aumentan muchísimo. Se necesitan varias semanas de aislamiento, y hacer muy bien las presentaciones entre gatos, o entre gatos y perros, para que haya alguna posibilidad de convivencia armoniosa. Llegar y soltar al gato con el resto de animales es el comienzo de una batalla campal, o de una situación de acoso al gato que entra. Esto no debe hacerse jamás.

• La opción que queda es buscar una residencia o guardería felina. Desafortunadamente, apenas hay guarderías o residencias exclusivas para gatos. Mayoritariamente se trata de residencias o albergues para perros, que disponen de algunos cercados cerrados también por la parte superior, con acceso a zona techada con lugar donde esconderse en alto, y lo habilitan para gatos. Es obvio pensar que un gato en esas circunstancias y rodeado de ladridos de perro día y noche, no está precisamente cómodo y feliz.

Jamás se debe entregar ningún gato a ninguna persona que supuestamente hace el traslado a su residencia. Siempre debe poderse visitar el lugar donde el gato vivirá durante nuestras vacaciones. No son válidas las fotos. Es muy fácil mentir con fotos y ocultar información. Debe visitarse, ver bien las instalaciones, saber que el gato va a tener un recinto o habitación únicamente para él, sin estar en contacto con otros animales. Esto es fundamental. Nunca debe dejarse un gato donde vaya a estar junto con otros gatos. Puede acabar malherido, o muy enfermo por no atreverse a moverse para comer, beber o ir al arenero, incluso por ataques de otros gatos que sean muy territoriales, o contagiado de enfermedades víricas de los otros gatos.

Los gatos necesitan tener un recinto o habitación para ellos solos, donde no haya otros gatos, donde estén tranquilos y con pocos ruidos, y que tenga acceso a la luz y sol directos si decide asomarse. Y por supuesto, sin posibilidad alguna de escape o accidente.

Si no queda más remedio que llevar al gato a una residencia, debe visitarse antes, se debe valorar si el lugar reúne las características imprescindibles para el gato, y minimizar su estrés todo lo posible.

Consecuencias para nuestro gato/s:

En muchas ocasiones, de 3 a 4 semanas después de su estancia en otro lugar que no sea nuestra casa, el gato enferma. La causa siempre es el estrés sufrido en este cambio de lugar. Por tanto hay que estar muy pendiente del estado de salud del gato tras ese mes de haberle trasladado, para poder ayudarle.

Tenemos que valorar muy bien cuál es la opción más adecuada para nuestro gato o gatos, teniendo en cuenta la duración de nuestro viaje o traslado, si se trata de un gato único o de varios gatos que se hacen compañía, y las posibilidades que tenemos en cuanto a personas que se puedan ocupar: vecinos, familiares, amigos, cuidadores a domicilio, residencias o guarderías.

Nos vamos de vacaciones, a disfrutar.

Vamos a pensar bien en cómo dejar a nuestros gatos en una situación que sea lo menos negativa posible para ellos. Si ellos no disfrutan, al menos que no sea su peor periodo del año.

Si no sabes qué tipo de opción sería más adecuada para tu tipo de gato, hogar, carácter y circunstancias, contáctame y te ayudaré a tomar la decisión que menos afecte la calidad de vida de tu gato.